miércoles, 19 de octubre de 2011

Las ansias de Nueva Canarias en Telde

No ha pasado nada, hay un tripartito que funciona muy bien en Telde, se está trabajando mucho, y los ciudadanos respaldan este cambio surgido de las urnas el pasado 22 de mayo.

Pero ha bastado que prendiera una brizna en el Cabildo de Gran Canaria, para que Nueva Canarias haya puesto en funcionamiento (cosa que saben hacer muy bien) a su gallinero mediático.

Anda haciendo toda suerte de aquelarres y sortilegios a ver si en alguna marmita, de las muchas que ponen al fuego, consiguen una vez más “colarnos” a Aureliano de alcalde en Telde.

Dice un refrán bastante popular, que “el pueblo que olvida su historia, está condenado a repetirla”, y Coalición Canaria, parece no aprender que “el que hace un cesto hace cientos” y así hace un extraño maridaje con la Nueva Canarias de Román Rodríguez y sus mariachis, que fundaron éste partido cuando sus intereses personales no fueron satisfechos.

En Telde no han sido pocas las puñaladas que han asestado en el costado de CC, y así en el año 2004 se quedaron como tránsfugas en el Ayuntamiento todos los concejales que habían obtenido su acta con las siglas de Coalición Canaria, dejando al nacionalismo teldense reducido a un escaño.
Tras ese transfuguismo, CC conoció el desierto de cuatro años fuera de la institución (2007-2011) y todo lo que ello comporta.

Tampoco olvidamos el bochorno de tener sentado en el Congreso de los Diputados al tránsfuga de Román Rodríguez, quien hizo innumerables favores al PSOE en Madrid, entre otros salvar a la por entonces ministra de Fomento Maleni Álvarez, de la reprobación del Congreso, cosa que le premiaron luego dándole la presidencia de la Comisión de Transporte

Todo esto que cuento no es baladí, ya que en todas las quinielas que hacen estos días en Telde, los que no saben hacer otra cosa que vivir de la política, aparece el nombre de los nacionalista, Pablo y Migdalia Rodríguez, gente joven y con ganas de trabajar por su ciudad que están al cabo de la calle y de cómo se las gasta la secta, y si tienen dudas, que le pregunte a los socialistas de Telde, que de cinco concejales pasaron a dos.

Nadie sabe mejor que Pablo Rodríguez, quien es Aureliano Santiago, da igual con que siglas de las muchas con las que se ha presentado en política, por eso confío plenamente en la salud del pacto de Telde, porque Pablo, que ha mamado política desde que nació, no necesita que nadie le cuente quién es Aureliano, y de lo que es capaz.

Ahora, ávidos de poder, han dejado correr el bulo de que, como Aureliano se presenta a senador, pues si sale elegido dejaría la primera línea de la política teldense, para que fuera Carmen Hernández, la que llevara las riendas de los insularitas en Telde.
Y dos huevos duros, como decía mi abuela…nadie en esa formación política se mueve sin que Aureliano le dé el visto bueno, o lo que es lo mismo, Hernández tendría conectado las 24 horas el mando a distancia, y su nivel de autonomía sería cero.

Si la ciudad Telde quiere salir del ostracismo medieval en que esta secta la tuvo sumida durante décadas, no se puede dar oxígeno a la bestia. Aureliano necesita dos mandatos en la oposición para que se desmorone ese cúmulo de intereses que es Nueva Canarias y siga entrando aire fresco con gente joven, con ideas frescas, con ganas de trabajar.

Apenas lleva cuatro meses de gobierno el tripartirto formado por el PP, Ciuca y CC, no hay ni un solo nubarrón el horizonte, es la hora de seguir plantando ilusiones, trabajando por unos ciudadanos, los teldenses, hastiados del “coco” que durante años ha sembrado el miedo y el desasosiego. Telde y sus ciudadanos no se merecen el castigo de volver a tener dirigiendo sus destinos a alguien que durante años ha gobernado con extrema crueldad esta ciudad, que se está reponiendo poco a poco de tantas heridas infringidas durante tantos años…

Telde dio un paso de gigante con la firma del pacto que gobierna esta ciudad desde el pasado mes de junio, un gobierno de integración, que responde a las expectativas depositadas en las urnas por los ciudadanos, que desterró el sectarismo intolerante de Nueva Canarias.